Como ya hemos explicado a grandes rasgos que es el concepto de factoring, y la manera mediante la cual puede beneficiar a las pequeñas y medianas empresas; ahora ahondaremos un poco más en el funcionamiento del factoring, en sus procesos de contratación y en la forma mediante la cual busca beneficiar a sus contratantes.

En el factoring siempre existen tres actores: quien cede la factura y por ende efectúa el contrato de factoring (a quien llamaremos: el cliente), quien recibe la factura (a quien llamaremos: el factor) y quien debe pagar esta factura (a quien llamaremos: el deudor). Existen distintos modelos de contrato de factoring, pero los más recurrentes son el factoring con recurso y sin recurso.

El factoring sin recurso es aquel proceso financiero en el que el factor recibe la factura y luego de entregar liquidez al cliente, se hace cargo del cobro del documento cuando el plazo definido así lo determine. En esta cesión, el factor se hace plenamente responsable del daño económico que pueda surgir en caso de que el deudor no efectúe la remuneración de la factura correspondiente. Por otro lado, la contratación del servicio con recurso es el modelo de contrato factoring mediante el cual el factor recibe la factura y luego de brindar liquidez al cliente, se hace cargo del cobro del documento cuando el plazo definido en la factura así lo dicte. Sin embargo, bajo este contrato de factoring es el cliente quién debe asumir los daños financieros en caso de que el deudor no lleve a cabo el pago de la factura. Estos dos serían los modelos básicos en los que gira el factoring, y determina su funcionamiento tanto en el mercado de factoring en Chile como también en el mercado de facturas mundial.

Ejemplificando lo anterior, podemos dar el caso de una empresa que presta un servicio y por ese motivo emite una factura por la cual optará a un pago de 3 millones de pesos. La factura emitida presenta un plazo de 60 días, lo cual resulta poco conveniente para la empresa. Por ello recurre a un contrato de factoring mediante una de las tantas entidades de factoring disponibles en el mercado de facturas, y cede sus documentos. De esta forma, la entidad de factoring a cargo del negocio pasa a ser la nueva propietaria de los documentos por lo que ahora le corresponde entregar liquidez al cliente, sin que sea necesario por parte del cliente esperar un determinado número de días para cobrar las facturas. Sin embargo, esto solo es posible si al momento de emitirse la factura esta se despacha al deudor, y este a su vez emitió un comprobante. Este comprobante es la prueba de que efectivamente se le brindaron los servicios detallados en la factura, y que el deudor accede a realizar el pago cuando se cumpla la fecha establecida en la factura. Tomando en cuenta el contrato de factoring ejemplo que estamos analizando, la empresa de factoring pagará de inmediato al cliente el monto de la factura, aunque descontará del monto total un pequeño porcentaje por concepto de intereses y gastos operacionales. Esto hace que el cliente, en vez de recibir 3 millones de pesos, reciba solo su 90 %, que en este caso serían 2.7 millones de pesos. Por su parte el factor procederá al cobro de la misma cuando se cumplan los 60 días, recibiendo el 100 % del monto cuando corresponda. ¿Y qué pasa si el deudor, por uno u otro motivo, no realiza el pago de la factura? Si el contrato de factoring celebrado entre el cliente y el factor es sin recurso, el factor se hace plenamente responsable del perjuicio económico ocasionado por el no pago. Sin embargo si características d contempla recurso, entonces el cliente se hará cargo del daño económico.

Claro está, existen otros tipos de factoring ya que el mercado de facturas es bastante amplio, sin embargo el modelo de contrato de factoring que se ha analizado en este artículo resume gran parte de la mayoría de los contratos de factoring.

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