Con la volatilidad y las bajas rentabilidades como principales factores de los mercados globales, encontrar inversiones que logren hacer frente a estos problemas se ha convertido en la principal preocupación de los inversionistas por estos días.

En ese contexto, el índice de Sharpe es un indicador que permite evaluar y comparar los fondos de inversión o instrumentos calculando la rentabilidad de la inversión ajustada a su riesgo; por tanto, mientras más alto sea el indicador, mayor será la rentabilidad adicional obtenida por cada unidad de riesgo asumido.

“Los inversionistas no sólo deben evaluar la rentabilidad de los fondos, sino que también deben estudiar su volatilidad en el tiempo, es decir el riesgo del fondo”, destaca la Bolsa de Productos de Chile (BPC), que entre los instrumentos de inversión de corto plazo a nivel local obtiene el mayor ratio: 2,6, según señalaen su último boletín trimestral a diciembre de 2015, elaborado por el economista Jorge Hermann (ver gráfico).

De acuerdo al informe, para  aquellos que invierten en la BPC el mercado relevante son los fondos de inversión monetarios (money market), depósitos y papeles similares, en búsqueda de la adquisición de activos financieros a corto plazo con el fin de minimizar el riesgo de la inversión.

Christopher Bosler, gerente general Bolsa de Productos, destaca que “estamos muy satisfechos por la evolución que ha tenido el mercado de facturas a través de la Bolsa de Productos. De acuerdo al análisis comparativo de rentabilidad versus retorno, la Bolsa de Productos debería ser preferida por los inversionistas que buscan instrumentos de inversión a corto plazo con muy bajo nivel de volatilidad y riesgo acotado”.

La BCP en 2015

En el reporte se destaca que durante 2015 la tasa de interés de las transacciones en la BPC fue similar a la de los créditos comerciales entre uno a tres meses de la banca, y que la tasa de interés promedio de las transacciones de facturas fue 6,0% mientras que en los créditos comerciales fue 5,7% el año pasado.

Lo que permite a las pymes “un acceso a mejores condiciones de tasas de interés en operaciones de financiamiento de capital de trabajo”, se señala en el documento.

Por otra parte, el plazo promedio de las facturas transadas fue de 60 días, cifra inferior al promedio de 70 días en 2014 y 77 días durante 2013.

Al respecto, Bosler detalla que “se debe a que la composición de las transacciones en 2015 tuvo una mayor proporción de facturas de mineras y grandes compañías que presentan menores plazos de pago”.

Pero no sólo la volatilidad y las bajas rentabilidades han sido una preocupación: la falta de liquidez se ha convertido en otro dolor de cabeza para  el mercado local. 

En esa línea, en la BCP se negociaron facturas por $511 mil millones, con un flujo promedio mensual negociado de alrededor de $42,5 mil millones. Esto, implica un crecimiento de 12,3% respecto de 2014, cuando se operaron un total de $455 mil millones, pero a inicios del año pasado se proyectaba una expansión superior al 20%.

Mientras que el stock total de facturas fue $60,5 mil millones promedio en el año 2015. 

“El menor monto de stock de facturas se debe a una disminución en la duración promedio de las facturas transadas y a la desaceleración de la actividad económica”, detalla el reporte de Hermann.

A nivel desagregado, las empresas que predominaron en el pago de facturas  durante el año pasado fueron las del sector minero (42,9%), la agroindustria (19,8%) e industria (13,1%).

Las que comenzaron a jugar un rol importante en el mercado de facturas fueron las pequeñas y medianas empresas, las  que fueron responsables de un 22,9% de lo operado y de un 21,7% de las facturas. Todo mientras que representan un 58,7% de las compañías. 

Fuente: Pulso